Aunque el proyecto inicial de Domènech i Montaner contemplaba la construcción de 48 pabellones, finalmente se edificaron un total de 18. De éstos, 12 fueron ejecutados por el arquitecto y el resto por su hijo, Pere Domènech i Roura.
Para construir el recinto hospitalario, Domènech contó con un solar abierto y regular, equivalente a nueve manzanas del Eixample. Antes de proyectarlo, viajó para conocer las tendencias europeas del momento en la construcción de hospitales.
Al final optó por levantar diversos pabellones destinados a diferentes especialidades médicas, comunicados entre ellos a través de un kilómetro de galerias subterráneas.
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